martes, 24 de abril de 2012

VUITTON - JACOBS: Una colaboración fructífera

Desde el 9 de marzo y hasta el 16 de septiembre, el Museo de las Artes Decorativas de París acoge una Exposición consagrada a  la marca francesa de lujo Louis Vuitton y a su director creativo Marc Jacobs.


Dejando a un lado las habituales críticas relativas al encaje de una personalidad novedosa y a veces controvertida en el periplo creativo de una Casa centenaria y tradicional, la Exposición no deja de ser un nuevo logro en la estrategia publicitaria de una marca que, a pesar de ser un tanto despreciada en los círculos parisinos más elitistas debido a su pretendida "vulgarización", arrasa en los mercados internacionales.

Creada en 1854 por un artesano maletero especializado en la fabricación de embalajes, que le dió su nombre, la empresa puso de manifiesto desde el principio su capacidad para anticiparse a las demandas del mercado al especializarse en "embalaje de Moda". Decisión visionaria que anticipaba el desarrollo y el éxito fulgurante de la Alta Costura parisina, con la que comparte las técnicas artesanales y el esmero en los detalles. A la utilización inicial de telas impermeabilizadas (toile Trianon) y a la personalización de las maletas con las iniciales o los escudos de armas de sus propietarios, se añaden las pieles rayadas, los dameros (Damier) y el célebre Monograma LV.


Pero Vuitton supo también desde el principio hacer uso de lo que hoy se conoce como técnicas de marketing y publicidad, al presentar sus modelos en la sección de "artículos de viaje" de las grandes Exposiciones Universales de finales del siglo XIX, y al aprovechar el deseo innato de toda clase social emergente de diferenciarse como grupo social a través de los signos externos de riqueza. Y supo anticiparse a su tiempo al intuir que lo que hoy llamamos Moda abarca mucho más que la Alta Costura de su época, extendiéndose a todo tipo de complementos y accesorios, incluídos los bolsos de viaje y las maletas.

Los cambios en la sociología del consumo y la existencia de unos mercados cada vez más globalizados determinaron, durante la segunda mitad del siglo XX, la necesaria integración de las marcas de lujo en grandes conglomerados empresariales, únicos capaces de asegurar su supervivencia, así como la diversificación de la producción, sin olvidar por ello su especialización inicial.


Es en este contexto actual y competitivo en el que se inscribe la importancia creciente de los directores creativos de la marca, cabeza visible y mediática de todo un equipo de profesionales. El propio Marc Jacobs, director artístico de Louis Vuitton desde enero de 1997, lo reconoce así al definirse como "un diseñador que trabaja en el seno de un equipo de diseñadores". Y es igualmente en este contexto de cambio del sistema de la Moda en el que alcanza su pleno sentido la Exposición del Museo de las Artes Decorativas, al unir la imagen de la marca y su fundador  con los imperativos actuales de la Moda. Dos maneras complementarias, en definitiva, de innovar y de hacer avanzar una industria que tiene necesariamente que adaptarse a su época si quiere pervivir en el tiempo.





martes, 17 de abril de 2012

Esencia de BALENCIAGA

Con motivo del 40 aniversario del fallecimiento de Cristobal Balenciaga, el Museo Galliera de Paris ha organizado, con la colaboración de la Maison Balenciaga, una selecta y magnífica exposición en la que se mezclan su faceta de Couturier con la menos conocida de coleccionista de moda.


Cerca de 80 piezas magníficamente expuestas que sintetizan de forma sublime la esencia del maestro y sus inspiraciones histórico-estéticas. Materia y forma en una línea continua que abarca desde el siglo XVIII al XX y anuncia la modernidad del siglo XXI, sin rupturas, pero siempre en evolución hacia la contemporaneidad.


Sorprende la delicadeza de los tejidos, la riqueza de los elementos ornamentales procedentes de la tradición española, la sencilla suntuosidad de elementos tradicionales convertidos en Alta Costura gracias a la sensibilidad estética y al manejo técnico del modisto. Como sorprende el armonioso diálogo entre inspiración y creación, entre tradición y contemporaneidad.

Encajes, bordados, incrustaciones, pasamanería, madroños, satenes, terciopelos, otomanes, casacas, boleros, toreras, capelinas, estolas, sobrecuellos, polisones, pero también formas libres y depuradas que anuncian la modernidad.


Una inteligente estrategia de la Maison Balenciaga, que ha comprendido bien el activo incalculable que suponen el nombre y el acervo de su creador como nota diferenciadora y garantizadora de prestigio, incluso si los más puristas alzan sus voces frente a la identificación del modisto con la deriva actual de la marca.

Así pasó con motivo de la Exposición "Balenciaga Paris"organizada por el Museo de las Artes Decorativas en 2006. La inclusión de algunas piezas de Ghésquière un tanto chocantes, y la presumible equiparación del trabajo del nuevo director artístico de la marca con el del Maestro levantaron ampollas entre los espíritus más celosos de la preservación del legado de Cristóbal Balenciaga. Y ello a pesar de las palabras de la comisaría de la Exposición, Pamela Golbin: " Hoy se puede decir que la marca Balenciaga asiste a un renacimiento gracias al trabajo de Nicolas Ghesquière. Hay efectivamente un avance en la plasticidad de los vestidos, tanto en los volúmenes y en la elección de los tejidos como en la descomposición y reconstitución de los vestidos. La obra de Ghesquière incorpora los códigos de la Maison y en cierto modo los hace suyos. Veremos lo que Nicolas Ghesquière va a proponer en el futuro para esta Casa mítica".


Los Directivos de Balenciaga, con François-Henry Pinault a la cabeza, saben bien que el legado de Cristobal Balenciaga es un activo cultural y de prestigio al que no pueden ni deben renunciar. En un país como Francia, en el que la moda no sólo forma parte del ADN nacional y es un elemento esencial del art de vivre, sino también parte fundamental de la imagen del país en el exterior y considerable fuente de ingresos procedentes de la exportación, "nacionalizar" y salvaguardar la obra de uno de sus máximos representantes es un acto de inteligencia cultural y empresarial.


Por eso, apoyar exposiciones como la organizada por el Museo Galliera, mediante el préstamo de vestidos y documentos propiedad de los archivos de la Casa, es una sabia decisión que aúna elementos de mecenazgo cultural y de estrategia de marketing, sin olvidar la colaboración Institución pública - empresa privada que tan bien se declina con acento francés. ¡Bien por Balenciaga!


miércoles, 11 de abril de 2012

Raf Simons en DIOR

Desde la salida de John Galliano de la firma francesa,  ha sido su entonces ayudante Bill Gaytten quien ha dirigido su estudio de diseño durante un largo año de especulaciones acerca de quién sería su sucesor. Marc Jacobs ha sido el nombre que ha sonado con más fuerza, pero la negociaciones y acuerdos no llegaron finalmente a buen puerto. 
Y por fin, tras doce meses de incertidumbre, el pasado lunes se publicaba la tan esperada noticia en The New York Times:  la casa Dior por fin tiene un nuevo director artístico, Raf Simons.

El diseñador Belga, que cuenta con su propia linea de ropa masculina desde 1995, fue hasta hace unos meses el director creativo de la firma Jill Sanders (propiedad del grupo Prada), donde debutó como diseñador de ropa femenina. La marca alemana destituía a Simons para dejar su puesto en manos de la fundadora de la firma del mismo nombre, Jill Sanders.


Desde la muerte de su fundador en 1957, el trono del diseño de la firma Dior ha sido ocupado sucesivamente por Yves Saint Laurent, Marc Bohan, Gianfranco Ferré y John Galliano. Durante los quince años que pasó al frente de la firma, Galliano impulsó Dior hacia lo más alto, devolviéndole la imagen de emblema de una Couture francesa exhuberante, sofisticada y rica en el manejo de las formas, la técnica y los tejidos. Pero la presencia de Galliano en Dior estuvo también acompañada, en ocasiones, de cierta polémica y de disensiones con los propietarios de la firma. El bochornoso e inaceptable incidente protagonizado por el genial diseñador en un café de París, en el que fue filmado en notable estado de embriaguez profiriendo insultos y manifestaciones antisemitas fue la gota que colmó el vaso y determinó la fulminante expulsión del diseñador.


Tras el anuncio de la designación de Simons como sucesor de Galliano, muchos se preguntan cómo resultara el nuevo traspaso de poderes, y la fusión entre la concepción minimalista de la moda y de la feminidad del nuevo Delfín y la imagen mucho más suntuosa del Dior tradicional, que tan magistralmente supo reinterpretar y actualizar Galliano.

El recién llegado ya ha manifestado su posición al respecto:  "Mi objetivo es un Dior muy moderno, pero al final del día, siempre miro al pasado". "Me uno a la magnífica casa Dior, con el mayor respeto a su tremenda historia, su conocimiento y su destreza sin igual".
La firma se ha mostrado contenta e ilusionada ante la llegada del diseñador belga; "Va a inspirar e impulsar en el siglo XXI el estilo que Monsieur Dior lanzó desde la apertura de su casa y que ha cambiado, desde su primera colección, los códigos de la elegancia mundial".

A tenor de estas declaraciones, estamos a punto de asistir a una renovación de estilo e imagen de la prestigiosa firma. Para confirmarlo habrá que esperar hasta la presentación de la próxima colección de Dior Haute Couture en París, el próximo mes de julio. Esperamos que Raf Simons ratifique las esperanzas puestas en esta nueva etapa de la Maison y nos deleite con su colección, como digno sucesor de sus predecesores.


miércoles, 4 de abril de 2012

The Carrie Diaries

Hace unos días se daba a conocer la noticia; Carrie Bradshaw, protagonista de la serie Sexo en Nueva York vuelve a las pantallas de televisión, pero esta vez, en versión joven. La precuela de la afamada serie será protagonizada por Anna Sophia Robb, quien será la encargada de dar vida a Carrie Bradshaw en sus locos años de instituto. En esta adaptación televisiva del libro The Carrie Diaries de Candance Bushnell, la protagonista vivirá sus primeros amores y su paso de niña a mujer, y comenzará a hacerse las primeras preguntas sobre el sexo.


Desde sus inicios, la serie se caracterizó tanto por el hecho de contar con cuatro mujeres que hablaban de sexo sin tapujos, como por ser un escaparate vivo de las tendencias marcadas por las grandes firmas de moda. Y es que, siendo realistas, una gran parte de su éxito se ha debido a los impresionantes y extravagantes modelos que llevan sus protagonistas, y en especial Carrie.
Carolina Herrera, Dior, Prada, Oscar de la Renta, Vivienne Westwood o Dolce & Gabanna son algunas de las firmas presentes en el vestuario de las protagonistas, pero sobre todo hay que resaltar la relevancia dada por la serie al diseñador Manolo Blahnik y sus famosos "manolos", que han vestido a la protagonista de la serie, Sarah Jessica Parker, tanto delante como detrás de las cámaras. La serie y su protagonista han sido los encargados de hacer a esta firma de zapatos, más popular de lo que ya era. Sexo en Nueva York, en todos sus formatos, más que que un producto de calidad por su línea argumental; es un auténtico desfile de moda y una lección de estilismo a cargo de Patricia Field.


Desde que protagonizara la serie Sexo en Nueva York, Sarah Jessica Parker se convirtió en un icono de la moda para un público más bien adulto. Con la entrada en escena de Anna Sophie Robb, quizás sea el momento de llegar a un target más juvenil, acorde con otro estilo de vida; un recurso muy rentable, como ya lo fue en su día la serie original, tanto para la cadena de televisión como para las marcas que lucen las protagonistas.


Como seguidora de la serie, confio en que esta precuela, pueda situarse a la misma altura de la seis temporadas de la serie "original" y no se quede a mitad de camino como, a mi parecer, lo hicieron sus dos adaptaciones a la gran pantalla. Si no se da el caso, y asistimos ante el estreno de una serie para adolescentes alejada de su esencia de la original, hay que confiar en que al menos nos podamos deleitar con nuevos estilismos y nuevos desfiles de lo mejor de las grandes firmas; y por supuesto, que no falten los "manolos".